19/7/07

¿PENSAR LA TECNOLOGIA COMO RELACION SOCIAL?

Actualmente existe la tendencia a justificar el uso de la tecnología, a partir de la cantidad de personas que ya la utilizan, sin tener en cuenta además, quiénes son las personas que acceden a ella, de qué manera y a qué sectores pertenecen.
Ponemos como ejemplo el caso de Internet. Tomando como referencia los indicadores del año 1995 la población conectada era de 30 millones de personas. Esto significa sólo el 0,52% de la población mundial (5.800 millones de personas). Más aún, si sólo tomamos a los habitantes de los Estados Unidos (260 millones) quienes tienen acceso a Internet representan sólo el 11,54%.
Por otra parte los problemas de inclusión y exclusión en la carrera del recambio tecnológico, no se solucionan únicamente con equipamiento. No se trata de un problema sólo económico o financiero. No basta con donar computadoras. Porque si las personas no saben cómo usarlas o si las máquinas se entregan en una comunidad donde nunca existió el teléfono, la tecnología no tendrá ninguna utilidad. O, como mínimo, no será eficaz en el sentido de los objetivos de cada entidad, los recursos , los tiempos y los resultados. Los hombres y mujeres viven en y a través de relaciones sociales. Estas relaciones construyen la cultura, a partir de la que los hombres y mujeres dan sentido a su mundo. Este mundo, además, está conformado por experiencias e historias personales que son aprehendidas dentro de una cultura. El acceso a la tecnología no es una cuestión meramente económica sino que acceder a la tecnología supone una serie de códigos culturales (lenguaje, conocimientos técnicos) que se modifican a un ritmo tan vertiginoso que es imposible ingresar a esta subcultura sin estar actualizándose permanentemente

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